jueves, 10 de julio de 2008

Teresa y el Oso (y 5)




pero en ese momento...

…la bruja Granuja se interpuso, y con aire trágico gritó: “¡Tú no eres el duque, farsante! No puedo soportar este atropello. ¡Yo no sirvo para bruja! Lo hago para complacer a mi familia. El duque Sigfrido es el molusco”, y la bruja se fue llorando, mientras el oso, conmovido, corría tras ella, ofreciéndole la margarita.

Todos felicitaron al molusco, quien avanzó hacia la princesa lentamente, como un duque. Mientras el molusco agradecía los aplausos, Teresa lo tomó con amor, y lo depositó suavemente sobre la palma de su mano. Y ante el asombro y el esfuerzo de Teresa, el molusco se fue transformando en un joven esbelto y hermoso: El duque Sigfrido.

Allí están Sigfrido y Teresa, con los corazones entrelazados, mirándose a las manos y con los ojos latiendo al unísono. Y ya inician su triunfal regreso al palacio. Los animales los escoltan en eufórico cortejo.

Todos bailan alegremente. Y allá van, encabezando el cortejo, el duque, la princesa, y su flamante dama de compañía que no es otra que...

... disfrazado,

...el oso Libidinoso
.

FIN


Capítulos anteriores:
Un Cuento Feliz (1)
Un cuento feliz (2)
Un cuento feliz (3)
Un cuento feliz (4)

2 comentarios:

Unknown dijo...

Vaya, me he perdido algunos. Pues nada, nada, a leerlos tranquilamente. Claro, si no andubiese por ahí todo el santo día.

Un besazo Luc

Unknown dijo...

El oso libidinoso es, definitivamente, un personaje con carisma.