viernes, 1 de febrero de 2008

La mujer de mi novio

Roy Lichtenstein. In the Car. Fuente: National Galleries



Ayer, mientras esperaba a que me recogieran para volver a casa, pasó un gran coche negro en el que iban mi novio y su mujer.

Es raro que me fijara en los ocupantes, porque yo suelo estar en la calle con la cabeza en las nubes, mirando sin ver o pendiente de cualquier minucia, no de lo que realmente pasa a mi alrededor. Pero, por alguna razón, me fijé en el coche y sus ocupantes, un hombre vagamente rubio, al volante, y una mujer morena, que me radiografió en pocos segundos.


Fue, quizá, esa mirada de atención, casi entomológica, lo que hizo que, a su vez, yo la mirara también, algo intrigada. Eso y que, tras el cristal, percibiera claramente el movimiento de sus labios que decían:

-“A-HÍ L-A T-I-E-N-E-S. M-Í-R-A-LA QUÉ G-U-A-PA E-S-T-Á”

Antes de que en mi mente tomara cuerpo la certidumbre de que los del coche eran mi novio y su mujer, otra parte del mismo (de mi cerebro, no de mi novio) estaba procesando la información:

- “Ahí la tienes. Mírala qué guapa está”.

Ella ya había vuelto la cabeza y no creo que observara mi cara de sorpresa. Si la advirtió, no le pasaría desapercibida la sonrisa y el ligero gesto de saludo que le dirigí al esposo, cuando encontré su mirada afectuosa a través del espejo retrovisor.


¿Qué me sorprendió más? ¿La frase o el hecho de que hubiera sido articulada con tanta precisión como para que yo pudiera leerla tan claramente?


Más que sorprendente, inesperada, fuera de lugar. Ha pasado mucho tiempo desde que mi novio fue mi novio, si es que, técnicamente, llegó a serlo alguna vez. Y fue en una época en la que ella, su mujer, aún no había aparecido en el horizonte y, por lo tanto, en nada pudo afectarla. Tampoco a mí me afectaron sus relaciones, puesto que, cuando se iniciaron, mis intereses afectivos estaban en otra parte. Por eso me sorprendió lo de “Ahí la tienes. Mírala, qué guapa está”, y hasta lo encontré de mal gusto.

Sólo la vi silabear. No la oí. Pero no dudo de que lo dijera. Tampoco dudo del sarcasmo: hacia mí, hacia él, hacia ambos; quizá, hacia ella misma. Lamentaría que fuera hacia él. Conociéndole, si se enterara de que yo pude leer los labios de su esposa, se avergonzaría hasta lo más íntimo.

Lo que sucedió después es bastante previsible: Apenas se perdieron entre el tráfico, un reflejo atávico me hizo localizar, rápidamente, una superficie adecuada para contemplar mi reflejo, que resultó ser el cristal de un escaparate cercano. Me examiné con ojo crítico, lo más objetivamente posible. Estaba a punto de emitir un veredicto, cuando una llamada perentoria me interrumpió:

- ¡Eh! ¡Sube pronto, que el atasco ya llega hasta la esquina!

Ya arrellanada en el asiento, mientras me abrochaba el cinturón, prosiguió:

- ¿Es mi imaginación o te estabas dando un buen repaso en el escaparate?

Sucintamente, le conté el pequeño suceso.

- Qué exagerada! -se limitó a decir. Pero luego, con sonrisa maliciosa, añadio: Claro que, estar más guapa que ella, tampoco es tan difícil. Al menos, eso creo yo.

10 comentarios:

Juanma dijo...

Si yo hubiera estado en tu lugar no me habría importado lo más mínimo lo que él dijera. Por mí como si dice: "Qué fea está...". En el momento en el que esa persona hubiera salido de mi vida dejarían de importarme sus pensamientos sobre mí y el resto del mundo.

También sé de sobras que es fácil decirlo... que luego cuando uno ve a algún ex (que realmente le importó) con otra persona, nos da un vuelco el corazón y nunca se sabe cómo se va a reaccionar.

Ánimo !! que lo importante es que tú te sientas bien contigo misma en todo momento! La verdadera belleza reside en eso y quien no quiera verlo es que está ciego ;)

Un besazo!!

Regina dijo...

Jejejeje, ¿no mereció la pena sólo por lo que te dijeron al entrar en tu coche? ;)

Isabel Sira dijo...

Extraña situación sí, más que nada por lo de que leyeras tan claramente los labios.

Luc, Tupp and Cool dijo...

:) Juanma: Él, pobrecito, no dijo nada de nada; fue ella la que lo dijo todo. No creo que lo hiciera para molestarme, sino porque es así de indiscreta.
En cuanto a ver a los “ex” acompañados de otros u otras… Yo, ahora mismo, no tengo “ex” que me conmuevan los cimientos. En todo caso, el “ex” del que hablamos es una bellísima persona, al que no he dejado de ver de cuando en cuando, casi siempre estando ella presente (que es la que suele llevar todo el peso de la conversación).

Dood… ¡! (¡eres una power-maligna!) :P. El del coche (me refiero al de mi coche) la tiene en poco aprecio (a la mujer de mi novio) desde que ella, una vez que nos encontramos casualmente por la calle, me pidió explicaciones por…

por...

por ¡no haber asistido al funeral de la madre de mi "ex" (que yo ni siquiera sabía que la señora se había muerto, ya que además era extranjera y murió en otro continente).

Arwen… Una situación extraña, desde luego. Ni se le debió ocurrir que nadie pudiera interpretar el movimiento de sus labios.
Lo curioso es que cuando la “descifré”, una tercera línea de mi pensamiento veía el lado cómico, porque me imaginé como si junto a ella hubiera un traductor para sordos marcando las sílabas con los labios y moviendo las manos con el lenguaje de los signos...
(y al pensarlo, recuerdo ese chiste que me contaron hace poco, de la señora que está en misa y le dice al esposo: "Querido, me sentaron mal las verduras de la cena y acabo de soltar una flatulencia silenciosa. ¿Qué hago?". Y le responde el esposo: "Ahora, nada. Pero, cuando lleguemos a casa, cámbiale la pila al sonotone".

xD

Unknown dijo...

Creo que es una situación con mil renglones ocultos. Daría para un interminable foro en el que seguro habría mil formas distintas de interpretación a cual más cuerda. Me ha encantado Tupp, y por cierto, tú ibas guapísima. Gracias por tus ánimos. Un beso.

Quebienmesuenatunombre dijo...

Si. Creo que lleva mucha razón Ricardo. Yo he notado al menos dos. Seré breve. Una, consiste en que ella cree que a su marido aún le gusta luc,.... Otra que, Luc,....creyendo que la otra le tiene un poco de celos, pos despues de pasar todo, se mira en el espejo del escaparate, para ver si su buena estampa, ha sido lo bastante, para darle a la otra, no un gramo de celos, sino una tonelada y que se fastidie, porque no se merece el marido que tiene. Por otro lado, situaciones o circunstancias del subconsciente, que nos delatan a nosotros mismos, frente a nosotros mismos. Pero que se van, como aquel coche, se llevó a la señora del ex de luc,....
Sólo si sabemos ver estas u otras interpretaciones, desde un punto de vista objetivo, habremos curado de todo. Un saludo.

Kupe Karras dijo...

A mi me ha pasado algo parecido pero peor, ponerte a comprar ropa de bebé para un familiar y que te vea la amante de tu prometido y se vaya al mostrador a cuchichear acerca de tí. No sé yo cómo supo quien era, y yo, comprando en la única tienda infantil sin saber que ella trabajaba ahí pues imagínate qué panorama. Ella sabía quién era porque seguramente vio las fotos de mias que él llevaba en la cartera, horripilante, verdad? Yo ni siquiera me di por aludida y procedí a comprar, pero una y no más. Ya le tocará a ella algún día.

Luc, Tupp and Cool dijo...

:) Jo, Ricardo, ¡qué exagerado!. ¡Nada menos que miles de interpretaciones! A mí sólo se me ocurren cuatro o cinco, y todas amables, porque este caso lo merece. Gracias por el piropillo.

;) Jack, pues... me parece que no, que no es ninguna de las dos soluciones que dices. En la primera, creo que te equivocas. Y, en la segunda, afirmo que no aciertas. Es más fácil de lo que parece: Sólo es sacarle un poco de puntita a una situación algo chocante. No hay demasiado trasfondo en este asunto, la verdad.


:) Kupe, ¡vaya caradura, la chica esa! Yo, en ese caso, no hubiera comprado nada. No por el hecho de que la dependienta fuera el ligue actual de tu "ex", sino porque me parece el colmo que las vendedoras cotilleen sobre las clientes y, encima, éstas vayan de "paganas" (y lo mismo, si los que venden y compran son hombres, claro).

Eva dijo...

Lo importante es que no te moleste, y que sepas vivir y dejar vivir. Hay gente que no aprende ni a gorrazos.
Me he reido con la del sonotone, jajaja.
Un besote.

Luc, Tupp and Cool dijo...

Eva, gracias por tus comentarios en ésta y en otras entradas. Me gustó tu blog, ya te lo dije allí, y pienso visitarte a menudo.

¡Bienvenida a éste!