jueves, 27 de diciembre de 2007

SANTANDER (1)

Nochebuena en Cantabria. Estaba previsto ir a una zona costera de la provincia. Pero el estado catarroso de casi toda la concurrencia aconsejó que nos quedáramos en la capital, esquivando los fríos inevitables de la casa deshabitada.

Todo más urbanita, pero con encanto. El primero, gozar de una vista privilegiada de la bahía santanderina, sin más que descorrer las cortinas del cuarto donde dormimos. La segunda, que según pones los pies en el umbral ya notas el bullicio de la ciudad. La tercera, que caminar por sus calles y sus paseos es un disfrute para la vista…


Tiene también la ventaja de que puedes ir a cualquier parte sin preocuparte por el aparcamiento, lo cual es muy de agradecer porque yo siempre tengo una cita ineludible en Cañadío: Unas rabas y un vino con tres grandes amigos, dos mujeres y un hombre, compañeros de piso de otras épocas (y antes, ellas, compañeras de colegio mayor). Digo tres, pero después de tantos encuentros, no son tres, sino cuatro. Y algunos más.

Como digo, esta vez pude ir a la cita sin más que cruzar Puerto Chico a pie. Era un día radiante y el sol daba de plano en la acera que mira al mar. Así que pronto prescindí de mi abrigo mesetario, porque Santander, la mayoría de las veces, pide el paseo a cuerpo, a “cuerpo gentil”, que diría una de mis tías extremeñas.

¡Qué bonito está Santander a la luz del invierno! Una de mis primeras visitas a esa ciudad fue también en Navidad y también hacía buen tiempo. En aquella ocasión, mientras paseábamos por La Magdalena, mi acompañante recogió un clavel silvestre del prado y me lo ofreció, no con ánimo galante sino botánico. Uno de esos clavelillos de suave color lila, que muchos confundiríamos con margaritas, salvo por el olor, y que él entreabrió delicadamente para que yo pudiera observar la disposición de las anteras. Me pareció extraño que en diciembre hubiera flores en los campos.

Bueno. Pues como la noche se adentra y el sueño pica, ya en otro post, si acaso, os seguiré contando algo de la Nochebuena.

Pero, mientras, claro:

¡Felices Fiestas! ¡Y muy buen 2008 para todos!

P.D. Me hubiera gustado ilustrar el post con una fotografía de Puerto Chico pero, lamentablemente, las que vi en el Flickr tienen "todos los derechos reservados", y no puedo subirlas.

5 comentarios:

Isabel Sira dijo...

A mí me gustó mucho Santander, pero la vi poco, una visita relámpago camino de otro sitio. Pero la vi tal y como la esperaba, no sé, señorial, de libro.
Felices fiestas para ti también y una gran entrada a 2008, preludio de lo bueno que será el año.

Kupe Karras dijo...

Qué gustazo eso de volver con los amigos, aquí en San Sebastián hemos tenido unos días de de solazo. Ayer mismo fui al Guggenheim y tranquilamente hubiese prescindido de abrigo, había unos catorce grados. Hombre, mis acompañates estaban helados, pero yo estoy muy aclimatada a climas quasi siberianos. Felices fiestas, y espero que nos deleites con una entrada festiva.

Luc, Tupp and Cool dijo...

Arwen,apúntate lo de ir a Santander con más tiempo, que no te arrepentirás. Y disfruta del Año Nuevo en Berlín.

Kupe, fantástico el Guggenheim. Yo voy siempre que puedo. En cuanto a la entrada de año, no sé si será muy festiva, pero espero que sea agradable. Felicidades y suerte para 2008.

:)

Quebienmesuenatunombre dijo...

Hola. Imagino que, a quienes preferís pasar esos días de las fiestas navideñas, lejos, muy lejos de vuestros lugares de nacimiento, es porque, habitualmente vivís todos los días del año, en dichos lugares y tal vez, de esta forma pretendais dar entrada a algo distinto, en unas fechas que marcan el inicio de otro ciclo anual. Pero, es posible, que quienes deseais que esas fechas os encuentren vagando por esas ciudades y por esos mundo de Dios, sea porque las circunstancias os han desarraigado, de aquel pueblito, de aquella ciudad, de aquel lugar, en el que nacisteis y donde pasaron la mayor parte de los años de vuestra aún corta vida. Por supuesto, que el mundo es un universo, en el que toda persona es bien recibida, sea del lugar que sea. Pero, no me negareis que algo de morriña os afectará, mientras intentais alejaros de ese lugar, único, en el que un día, no hace mucho vinisteis a este mundo. Un saludo.

Luc, Tupp and Cool dijo...

:) Hola, Jack. Las navidades las gozamos o las sufrimos (según se mire) todos. ;).

En mi caso, viajé a Santander atraída por fuerzas centrípetas, no impulsada por fuerzas centrífugas.

:) Saludos,


Saludos,