Yo hace tiempo que estoy secuestrada, tan secuestrada que bordeo los límites de la abducción. Me siento confinada en mis cuatro paredes (casi, en mi almario) por un gobierno que gobierna a golpe de encuesta, por una oposición que se apunta a un bombardeo con tal de sacar tajada, por unos empresarios que gozan de beneficios privativos pero socializan las pérdidas, por unos medios de comunicación cada vez más amarillentos… Sobre todo, me siento secuestrada por esa ola de papanatismo vociferante y exigente (y, paradójicamente, cómplice e interesado) que reclama solución expeditiva a algunos problemas puntuales, aunque hace la vista gorda ante problemas más acucientes (a veces, igual de trágicos), problemas de fondo, del día a día: mes tras mes, año tras año, toda una vida, y en muchas vidas.
(Hablo del Alakrana, sí. Pero no sólo.)
miércoles, 18 de noviembre de 2009
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3 comentarios:
Somos muchos los secuestrados y la compañía no consuela nada.
Me alegra tu mejoría.
Mi cariño.
Yo. Yo te rescato. Estoy dispuesto a liberarte, pero para ello primero tienes que encontrar un trabajo muy bien remunerado, dejar de pagar impuestos, apagar la tele, dejar de leer periódicos, olvidarte de las radios, empezar a pensar que hay justicia en el mundo, que se han acabado las guerras, que la gente es feliz...
A lo mejor es mucho lo que te pido, pero es el precio que hay que pagar para esa liberación.
Tienes que elegir: O eso o seguir cautiva.
:) Gracias, Mamen. Siempre me gusta leerte. Un abrazo.
:) Alelo, sí, entiendo por dónde vas. Pero yo no me refería exactamente a aislarme de los problemas, sino de una cierta manera de ver los problemas.
Para aclarar un poco más lo que quería decir, pondré un ejemplo que seguro que todos conocéis, porque es muy utilizado en los cursos sobre organización, liderazgo, asunción de riesgos, responsabilidad, etc.
Una chica vive a las fueras del pueblo. Para llegar a su casa tiene que atravesar un bosque donde vive un bandido que, después de la puesta de sol, mata a todo el que se encuentra. Esa tarde, la chica se entretiene, se da cuenta de que es probable que oscurezca antes de llegar a casa y llama a su novio para que la acompañe por el bosque, pero él ha quedado para jugar un partido y se excusa. La chica llama a su mejor amiga y le cuenta el problema, pero ella le dice que tiene cosas que hacer y tampoco puede acompañarla. Llama a su padre y le pide que vaya a recogerla con el coche, pero él le dice que está muy cansado y que se quede esa noche con la abuela, que vive en el pueblo. La chica quiere ir a su casa porque tiene allí unos apuntes que necesita repasar para el examen que tiene al día siguiente. Así que se arma de valor y decide atravesar el bosque. El asesino la encuentra y la mata.
Establecer el grado de responsabilidad de esa muerte. ¿Quién es más culpable? ¿El padre, el novio, la amiga...?
La respuesta es: En primer lugar, el asesino. En segundo lugar, ella misma, que decidió atravesar el bosque a pesar del riesgo que corría y fue, por tanto, colaboradora necesaria en su propio asesinato.
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