miércoles, 27 de mayo de 2009
Mayo: Gredos
La "Chorrera del Lanchón". El agua de nieve se despeña potente desde la mole granítica situada en lo alto. Más arriba aún, está la cumbre blanca. Y veinte personas de diversas edades hicieron bueno aquel dicho: "lo mejor, la compañía" (y algunas tortillas, añado).
En el camino, vegetación de todo tipo, sobre todo, robles. El agua discurre paralela a la senda, frecuentemente inundándola. A ratos, para no mojarnos, hay que botar de piedra en piedra en las zonas más rocosas y hasta dar buenos saltos en las más blandas, cuando el arroyo se hunde en la tierra de los prados y se hace más ancho y profundo. Me encanta poder hacerlo: no olvido aquella temporada de bastón, tras la rotura de una rodilla y las secuelas del "tratamiento" de un traumatólogo desidioso.
Tras el esfuerzo, el descanso en esta especie de "playa" granítica, de grandes piedras planas, mucho más extensas de lo que aparecen en la foto. Por una de esas superficies, como por un espejo, se deslizaba mansamente el agua de la sierra. El sonido, la luz, el olor, el calor de la piedra tibia en mi espalda...
(Recomendación: observar las figurillas humanas, en la parte inferior derecha de la primera foto, para ver las proporciones de la sierra).
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