jueves, 11 de junio de 2009

Lectora distraída



Así se llama este cuadro de Matisse, "Lectora distraída". Nosotros lo titulamos "El extraño caso de la lectora distraída", como si de una novela de Stanley Gardner se tratara.

Me encantó el nombre, tal vez porque define algo de lo que es mi situación últimamente, que apenas estoy leyendo nada que no sea estrictamente profesional -de eso, leo mucho- y algo -poco- de poesía. Recuperaré en verano, supongo. Ahora es tiempo de andar por ahí, de mirar, de charlar, de fotografiar...

Ayer estuve en Madrid e hice doblete: Por la mañana, la exposición de Sorolla en el Prado y por la tarde la de Matisse en el Thyssen. En el medio, cañas, tapas y canapes en "La Dolores", detrás del Ritz.

Antes he estado unos días por el Sur, correteando por Cádiz y provincia, recorriendo las calles, reptando por campanarios, paseando las playas de arena, escalando las callejuelas de Vergel, Arcos, Medina, Olvera, o cruzando las sierras de Grazalema. Queda el propósito de volver a Vergel y pasar unas semanas en una de sus maravillosas casas blancas con patio lleno de flores, algún año de estos. Y de ir a Grazalema con más tiempo, para poder adentrarnos en el Parque Natural y hacer alguna marcha; eso será más pronto, espero.

¡Y qué buen pescaíto, señores! Sin desmerecer de carnes, guisos, postres, dulces... De todo he dado buena cuenta. Excepto de los caracoles, con esos sí que no he podido. Menos mal que luego lo quemo todo (o casi todo, espero), porque, si no, aviados estábamos.

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