domingo, 4 de septiembre de 2011

El rayo verde




Cuando el cielo está excepcionalmente claro y sin nubes, en algunos momentos singulares, el rayo verde aparece tras el sol poniente segundos después de que la inmensa bola de fuego se funda en el mar.

Una de las novelas de Julio Verne se titula “El rayo verde”. En ella nos cuenta una hermosa leyenda de los hombres de las Tierras Altas sobre el poder misterioso e inexplicable de este rayo: El rayo confiere una virtud a los afortunados que logran verlo, y es la de hacer desaparecer los espejismos y mentiras que nublan los sentimientos, de manera que a partir de entonces ya no pueden equivocarse pues pueden ver claramente en su corazón y en el de los demás.

Cada vez que veo un atardecer en el mar busco el rayo verde. Nunca lo he visto. La última vez, hace unas semanas, jirones de nubes bajas refulgían como llamas. El sol fue desapareciendo poco a poco, como una yema que se hunde en el agua. Luego, las nubes también fueron apagándose y no hubo más.

Nunca lo he visto, pero no desespero. Dicen que es de un color verde maravilloso, inolvidable. Y que el fenómeno es extremadamente raro.

En cuanto a la leyenda, ¿me atrevería yo a ver en mí misma y en los demás con tanta clarividencia? ¿Y qué me encontraría?

En fín, que más de año después de mi última entrada, trescientos setenta y tantos días de vida en los que de todo ha habido, retomo este blog casi donde lo dejé: con un sol en el horizonte.