jueves, 26 de febrero de 2009

Plaza




Sol, solecito,
caliéntame un poquito,
para hoy y para mañana,
para toda la semana.

sábado, 21 de febrero de 2009

Ta-ta-ta-chán: Más difícil todavía

El Kun Agüero hace abuelo a Maradona

Señores, señoras: Nada por aquí, nada por allá. El Kum Agüero ha hecho abuelo a Maradona.

Lo nunca visto. Un futbolista hace abuelo a otro, que no es su padre. Un prodigio comparable al Misterio de la Encarnación. ¿Adoptó el Espiritu Santo la forma de Giannina, hija de Maradona? Pasen y vean. Hoy tenemos mucho público en la sala. No se pierda el espectáculo. Entrada, cinco euros. Viudas y jubilados, tres euros. Niños menores de seis años, gratis.

lunes, 16 de febrero de 2009

Quercus




A veces el invierno se desenfurruña y nos da uno de estos días claros y limpios. La tierra como que se desespereza después de las heladas, las ventiscas, la lluvia inacabable. Se prepara para la primavera cercana.

Robles majestuosos. Para apreciar su porte, fijáos en las figuritas humanas de la derecha.

miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Que me parta un rayo!

Una tarde de verano de hace mucho tiempo, yo aún fumaba, cayó un enorme chaparrón cuando iba en busca de tabaco. El agua arreciaba tan fuerte que en pocos segundos caló la camisilla de tirantes que llevaba y me dejó el cabello como recién salido de la ducha. Pronto empezaron a oírse los truenos, cada vez más cercanos. Los transeúntes corríamos, buscando algún lugar donde resguardarnos de la intensa lluvia. Yo lo hice en el portalón de una iglesia. Poco después llegó otra chica.


De pronto, oí un bramido inmenso, que casi me hace estallar los tímpanos. Frente a mis ojos, algo muy pesado se precipitó sobre un coche que estaba aparcado junto a la acera, doblándolo por la mitad, y otro ruido menos cavernoso pero igualmente potente se sumó al anterior.

No tuve tiempo de hacer muchas cábalas, porque una corriente eléctrica muy intensa me entró por el omoplato derecho y me recorrió de arriba a abajo, haciéndome perder la consciencia de todo lo que sucedía, excepto del paso violento de esa energía enervante y abrumadora por el interior de mi cuerpo. Pasó por el pecho, el abdomen, los muslos y las piernas, y salió por mi tobillo izquierdo, dejándome shockada y estupefacta, sin saber dónde estaba ni quién era.

Yo miraba mis pies, alucinada, convencida de que eso sería lo último que vería de mí misma, antes de desmoronarme en polvo ceniciento. Tuve la completa seguridad de que mi cuerpo había ardido por completo, en combustión súbita, y de que lo único de mí que seguía funcionando eran los ojos y el cerebro. No tenía pánico, sino más bien una inmensa sorpresa por que mi desaparición viniera así, estando yo tan viva.

No me desmoroné, claro. Permanecía en pie, agarrotada, con los nervios y los vellos de punta. Miré a la chica que estaba junto a mí. En pleno shock, había sido consciente de que intercambiamos electricidad a través de un brazo. Me miraba con ojos espantados y creo que gritaba presa del terror. Supongo que yo también lo hacía. Inspeccioné mi tobillo izquierdo, convencida de que estaría negro y chamuscado. Estaba normal.

Fui consciente de los gritos de la gente que cruzaba desde la acera de enfrente. Nos explicaban que un rayo había caído en el pararrayos de la torre, que parte se había desparramado por los tejados, que se desprendió uno de los sillares y cayó sobre la calzada, que aplastó a un automóvil...


Posiblemente, lo que me cayó encima fuera algún ramalazo que se separó del rayo principal y llegó casi desactivado, tras chocar con la enorme mole en la que nos encontrábamos. O igual se trataba de electricidad estática que descargó en los refuerzos metálicos de las puertas, y de ahí pasó a nuestros cuerpos mojados. No lo sé, exactamente.



En fin, estuve más de una semana con todos los vellos de punta (cierto y cabal, como os lo cuento: incluso la pelusilla más imperceptible) y dolores musculares. Mi amigo de entonces, que estudiaba medicina, me dijo que es que todas las células se me habían polarizado, y era por eso. Vaya usted a saber.

¿Y a qué viene esto ahora?, ¿Por qué lo cuento? Pues porque ayer estuve fotografiando esa zona, para probar mi nueva máquina compacta. Cuando estaba enfocando los tachones metálicos de la puerta, tuve un flash proustiano: Me vino a la memoria aquel día en que me cayó el rayo y estuve a punto de convertirme en cenizas. La semana en que tenía los vellos de punta, que casi me dolía la piel cuando me acariciaban a contrapelo. Las agujetas "in extensis", que no había parte del cuerpo que no me doliese, sobre todo las de los músculos más largos. El susto de los amigos, cuando les conté el percance. Los cuidados tan tiernos de mi amigo, el pre-médico...

Pero ni por esas dulzuras viviría yo la historia del rayo otra vez.

martes, 3 de febrero de 2009

What a wonderfull world




He estado media tarde estudiando la partitura... Más bien, la fotocopia no demasiado nítida de la partitura.

What a wonderful world... Hay varias versiones, que he repasado para captar bien el fraseo en inglés. Para la música, no, porque cuando se canta en grupo la línea melódica de cada una de las voces suele ser algo diferente de la que estamos acostumbrados a escuchar. Es como si a uno le tocara hacer de saxofón, al otro de violín, al otro de contrabajo... y a ninguno le tocara hacer de cantante.

La versión más clásica es la de Louis Armstrong. El number one, porque la canción se escribió especialmente para él. Suena genial.


Hay buenísimas versiones de muchísimos cantantes, pero hoy me he quedado con el dueto Eva Cassidy - Katie Melua. Eva Cassidy hizo una versión muy especial. Era una mujer de voz, oído y sensibilidad portentosa, que murió muy prematuramente. Con su versión, Katie Melúa ha montado el dueto.


Mundo maravilloso

Veo árboles verdes, rosas rojas también.
Las veo florecer para ti y para mí
Y pienso, que mundo tan maravilloso...


No siempre es verdad lo de ese maravilloso mundo, aunque los árboles, las rosas, el cielo, el arcoiris, la gente y los amigos existan. Hay demasiada destrucción, demasiado dolor, demasiados problemas a nuestro alrededor como para decir eso.

Pero también es cierto que, de pronto, el mundo nos ofrece la cara más bella y amable. Y cantaríamos el what a wonderful world a pleno pulmón, sintiéndonos felices al hacerlo.

En todo caso, yo me he pasado la tarde cantándola. Y al ver el amplio cielo tras los cristales, los árboles, las madreselvas con gotas de lluvia formándoles diademas en las crestas, el fuego crepitante y acogedor, la suave pereza de salir de casa aunque sea para ir a... no se sabe a qué, la he cantado con convicción, como grito de guerra casi: Waht a wonderful a world.

Me ha venido genial, después de la mañana de curro-del malo que he tenido. El curro es como el colesterol, que dicen que hay del bueno y hay del malo. El mío de hoy ha sido del malo. El de mañana, me pega que también: una reunión a las ocho en punto, ya es empezar con muy mal pie.


VEO EL CIELO AZUL
Y NUBES BLANCAS
EL BENDITO BRILLO DEL DÍA,
LA SAGRADA OSCURIDAD DE LA NOCHE

Y ME DIGO A MI MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO

LOS COLORES DEL ARCOIRIS
TAN BONITOS EN EL CIELO
ESTÁN TAMBIÉN EN LAS CARAS
DE LA GENTE QUE PASA
VEO AMIGOS DÁNDOSE LA MANO
DICIENDO "QUÉ TAL ESTÁS"
EN REALIDAD ESTÁN DICIENDO
"TE QUIERO"

OIGO A LOS BEBÉS LLORANDO,
LOS VEO CRECER
ELLOS APRENDERÁN MUCHO MÁS
DE LO QUE YO NUNCA SABRÉ

Y ME DIGO A MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO
SÍ, Y ME DIGO A MÍ MISMO
QUÉ MUNDO TAN MARAVILLOSO

AND I THINK TO MYSELF
WHAT A WONDERFUL WORLD
YES I THINK TO MYSELF
WHAT A WONDERFUL WORLD
.

Good night

domingo, 1 de febrero de 2009

Quiénes somos, de dónde venimos

Animación en 3D creada por cuatro estudiantes de ESMA Film School, Montpellier, Francia. Ocho minutos y medio. Me hizo gracia el guión y la leve vuelta de tuerca del desenlace...



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