miércoles, 18 de noviembre de 2009

¿Y a mí quién me rescata?

Yo hace tiempo que estoy secuestrada, tan secuestrada que bordeo los límites de la abducción. Me siento confinada en mis cuatro paredes (casi, en mi almario) por un gobierno que gobierna a golpe de encuesta, por una oposición que se apunta a un bombardeo con tal de sacar tajada, por unos empresarios que gozan de beneficios privativos pero socializan las pérdidas, por unos medios de comunicación cada vez más amarillentos… Sobre todo, me siento secuestrada por esa ola de papanatismo vociferante y exigente (y, paradójicamente, cómplice e interesado) que reclama solución expeditiva a algunos problemas puntuales, aunque hace la vista gorda ante problemas más acucientes (a veces, igual de trágicos), problemas de fondo, del día a día: mes tras mes, año tras año, toda una vida, y en muchas vidas.

(Hablo del Alakrana, sí. Pero no sólo.)

martes, 17 de noviembre de 2009

La vuelta al curro

Se acabó lo que se daba. Después de cuatro semanas de baja, mañana vuelvo al curro. He de reconocer que los últimos quince días han sido bastante agradables: levantarse a eso de las ocho y media, desayunar tranquilamente un capuccino estupendo -tengo una cafetera que los hace muy bien-, ducharse sin prisa, ir a rehabilitación, volver a casa a eso de las doce y media... Una vida ociosa, de rentista, de "dolce far niente", entretenida estudiando inglés, repasando música, leyendo acá y allá, viendo películas, hablando... Me gusta estar en casa, si es así.

Pero todo tiene un límite y esta mañana he pedido que me den el alta y he declinado la oferta del médico, de dejarlo para el lunes próximo ya que hasta el viernes no termino la rehabilitación.

Antes o después, hay que volver. Mejor hacerlo ya. Me esperan dos semanas de permanente irritación (el "síndrome de la vuelta al curro"). Meses de estar continuamente con la sensáción de no haber dormido lo suficiente. Y los sentimientos encontrados que provocan los trabajos y los compañeros, y sus diferentes fases. A ratos, estimulante; a ratos, aburrida; a ratos, odiosa.

¿Del esguince? Pues estoy todo lo bien que se puede estar a estas alturas. Ya sé yo que esto me estará dando la lata durante uno o dos meses más. Y también que hay un momento en que hay que empezar a moverse, porque se pierde más parada que en movimiento.

Esta mañana, el pie funcionaba bien; con el consabido dolor, pero bien. A medio día, con el alta ya firmada, tuve otra pequeña torcedura, en mi casa y en zapatillas: si hubiera llevado zapatos, no hubiera pasado. Es decir, que ya es mejor salir que quedarse.

¡Tengan cuidado ahí fuera!

sábado, 7 de noviembre de 2009

Punto de vista


Barrio Antiguo de Cáceres. Esta foto ilustraba la página de Octubre del calendario de Caja Duero que tengo en la cocina. Está tomada desde arriba, creando una perspectiva inédita para mí, acostumbrada a verla siempre desde abajo.

Durante todo el mes de octubre la he mirado de reojo,preguntándome desde dónde se ha tomado. Al principio pensé que desde la torre de los Golfines, pero ahora creo más probable que se hiciera desde el campanario de Santa María. Se admiten sugerencias.

En la imagen del calendario, la iglesia de la "Preciosa Sangre”, la de la fachada encalada, parece que está en el plano más bajo del terreno. En realidad, está a mitad de cota y a sus pies se abre, como trazada con plomada, la Plaza de San Jorge. La "Preciosa Sangre" es un edificio funámbulo que hace equilibrios sobre una cornisa.



Por estas calles he volado yo de chica, cuando más que correr levitaba cuesta abajo en zancadas ya imposibles. Recuerdo el vacío en el estómago cada vez que aprovechaba los escalones de la calle Compañía para impulsarme y saltar aún más lejos. Era mejor que los cacharros de la feria.

Pero ahora estábamos hablando de puntos de vista. Ya habrá tiempo para decir cuánto y por qué extraño yo tanto ese barrio.


Foto superior: Calendario 2009. Mes de Octubre. Caja Duero. (no consta autor). La luz es imponente.
Foto inferior: Una de las primeras que hice con la Coolpix, en las navidades 2008. El cielo, de pena.
No caben las comparaciones entre ambas, más allá del punto de vista.